Ser padres de adolescentes no es fácil. Esto es especialmente cierto cuando se trata de mantener a nuestros hijos alejados del alcohol y las drogas. En 2016, la encuesta Monitoring the Future informó de que el 3% de los alumnos de 8º grado, el 10% de los de 10th y 16% de los alumnos de 12º admiten haber bebido en exceso. La encuesta señalaba que el consumo de marihuana autodeclarado era del 9% de 8th alumnos, 24% de 10th y 36% de 12th alumnos de primaria.
Experimentar con sustancias se ha considerado durante mucho tiempo un rito de iniciación. Para algunos, es sólo eso. Para otros, que tienen predisposición a la adicción, padecen una enfermedad mental como depresión o ansiedad, o que consumen sustancias para enterrar sus sentimientos, experimentar puede llegar a ser peligroso. En Estados Unidos, entre 13% y 20% de los niños sufren una enfermedad mental cada año. La vigilancia durante las dos últimas décadas ha demostrado que la prevalencia de estas afecciones va en aumento. Las presiones de las expectativas académicas y deportivas, las situaciones familiares difíciles e incluso las dificultades emocionales generales de la pubertad pueden precipitar la ansiedad y la depresión. Los adolescentes que tienen una predisposición genética a la adicción y que experimentan con sustancias para hacer frente a traumas o malestares tienen más probabilidades de tener problemas de adicción a lo largo de su vida. Incluso el abuso transitorio de sustancias puede afectar al desarrollo del cerebro adolescente y aumentar su potencial de adicción a largo plazo.
La influencia de los padres puede ser poderosa en materia de prevención. Los estudios demuestran que el cincuenta por ciento de las adicciones adolescentes pueden prevenirse si los padres se comunican regularmente con los adolescentes. Si le resulta difícil iniciar la conversación, tenga en cuenta estos consejos para mantener conversaciones abiertas sobre el abuso de sustancias y sus consecuencias.
En primer lugar, hazte una idea de la situación. Pregunte a sus hijos qué opinan del consumo de alcohol o drogas que han observado y escúcheles sin juzgarles. A continuación, establece unas normas claras sobre el consumo de alcohol y drogas ilícitas. Explícales que las normas son para protegerles y hazlas cumplir. Es útil conocer a los padres de los amigos de tus hijos. Pregúntales cuáles son las normas de su casa y comparte las tuyas para que sepan qué esperar de ti y de tu hijo. Las normas que crees son personales y deben ajustarse a los valores de tu familia, pero algunas sugerencias de normas pueden ser:
- Esperamos saber siempre dónde está, qué hace y con quién.
- Esperamos que evite las fiestas en las que se sirva alcohol o se consuman drogas. (Recuerde a su hijo que incluso estar en una fiesta en la que otros consumen alcohol o drogas puede meterle en problemas).
- No permitimos el consumo de alcohol o drogas por menores de edad en nuestra propia casa.
- Ten siempre un plan para evitar situaciones peligrosas, como viajar en un coche conducido por alguien que ha bebido o consumido drogas.
A algunas familias les resulta útil crear un compromiso por el que los niños se comprometen a no consumir sustancias. Ayudar a su hijo a decir "no" a la presión de sus compañeros también es importante para que no consuma alcohol ni drogas. Trabaje con su hijo para pensar en una forma de manejar esta situación, practicando respuestas y acciones que le resulten cómodas y razonables. Hágales saber que usted está disponible para acudir en su ayuda si se encuentran en una situación peligrosa.
Además de lo que decimos, nuestros hijos observan lo que hacemos. Intente ser un modelo positivo con su propio consumo de alcohol y no deje que su propio pasado le impida hablar con su hijo sobre el consumo de alcohol en menores. Si usted bebió cuando era adolescente, sea sincero. Entonces no sabíamos lo que sabemos ahora sobre el efecto de estas sustancias. Puede reconocer que era arriesgado. Incluso podría dar a su hijo un ejemplo de un momento doloroso que le ocurrió por haber bebido siendo menor de edad. Haga una distinción entre el consumo en la adolescencia y en la edad adulta. Explique a su hijo los motivos que le llevan a beber: si es para mejorar una comida, compartir buenos momentos con los amigos o celebrar una ocasión especial. Indíquele que, si decide beber, lo haga siempre con moderación.
Por último, te sentirás más seguro a la hora de mantener conversaciones y establecer normas básicas si aprendes sobre el alcohol y las drogas. Conozca los signos de abuso de sustancias y de enfermedad mental y ayude a sus hijos a buscar ayuda profesional si le preocupa su bienestar emocional o si cree que están abusando del alcohol o las drogas. El mayor error que podemos cometer como padres es pensar que la adicción nunca les ocurrirá a nuestros hijos. Le puede pasar a cualquier familia.