Como educadora sanitaria, la pregunta más frecuente que me hacen los adultos es "¿cómo hablo con mi hijo adolescente sobre las drogas?".
Una de las tareas más importantes en torno a estas conversaciones es prepararnos adecuadamente para tenerlas. Hay todo tipo de drogas en el mundo e investigar sobre todas ellas puede resultar abrumador y, para muchos, imposible. Un buen punto de partida es recopilar información sobre una droga específica que pueda estar afectando a una familia/comunidad o simplemente sobre las drogas de las que más abusan los adolescentes, que en muchas comunidades son el alcohol, la marihuana, la nicotina (vaporizadores, cigarrillos, etc.) y los medicamentos con receta. Contar con conocimientos previos sólo puede ayudar a proporcionar la información pertinente y, al mismo tiempo, capacitar a los adolescentes para que tomen decisiones saludables en relación con estas sustancias.
Una vez recopilada esta información, organice conversaciones (no sermones) sobre los efectos físicos y mentales que pueden tener las drogas a corto y largo plazo. Tómese su tiempo para determinar qué moral y qué expectativas tiene para su hijo y cómo se las comunicará claramente. Además, prepárate para que te hagan preguntas difíciles y date cuenta de que no vas a tener todas las respuestas inmediatamente a tu disposición. No ser un "sabelotodo" tiene su valor, lo que puede demostrar a los jóvenes que eres capaz y estás dispuesto a aprender cosas con ellos. Los padres son la mayor influencia en la vida de un adolescente y mantener regularmente estas conversaciones con franqueza, empatía y apoyo será de gran ayuda.
La Asociación para Niños Libres de Drogas (Partnership for Drug-Free Kids) ofrece dos consejos importantes para hablar con tu hijo adolescente y romper las barreras de la comunicación.
- Elige un buen momento y un buen lugar: Escoge bloques de tiempo, quizá de camino al colegio o de vuelta. Den un paseo o conduzcan juntos, con menos contacto visual, su hijo adolescente no se sentirá como si estuviera bajo un microscopio. Yo he tenido las discusiones más productivas con mis hijos adolescentes en el coche.
- Recuerda que su cerebro aún se está desarrollando:
Una de las primeras partes del cerebro en desarrollarse plenamente es la amígdala, que influye en la experimentación de las emociones. El córtex prefrontal, responsable de la toma de decisiones de alto nivel, la resolución de problemas y la elaboración de estrategias, no se desarrolla plenamente hasta los 25 años, aproximadamente, ya que el cerebro humano se desarrolla de atrás hacia delante.
Esto puede ayudar (a adolescentes y adultos) a comprender mejor por qué los jóvenes toman a veces las decisiones que toman. En tiempos de prisas, los adolescentes a menudo confían en su Amígdala (emociones) más que en su Corteza Prefrontal (consecuencias) para tomar decisiones. Esto no es en absoluto una excusa para el comportamiento, sino más bien una oportunidad para educar a nuestros jóvenes y ayudarles a tomarse el tiempo necesario para evaluar los resultados antes de tomar decisiones.
En el pasado, muchos programas antidroga decían a los niños que "simplemente dijeran no", pero con el tiempo nos hemos dado cuenta de que, además de decir "no", necesitamos que nuestros jóvenes también "sepan". No sólo necesitan información específica sobre las drogas, sino también herramientas como la capacidad de tomar decisiones y fijar objetivos, y estrategias personales y sociales que puedan utilizar en situaciones de riesgo para llevar una vida sana.
Hay muchos libros escritos para ayudar a padres y adolescentes a comprender los peligros de las drogas. Uno de los libros que me ayudó a mantener conversaciones abiertas con mis hijos adolescentes fue "La historia de Sunny", escrito por Ginger Katz, una madre que perdió a su hijo por sobredosis.
Escrito por: Joan Sheldon-Educadora sanitaria, Candor Health Education